Harry Potter es un fenómeno de la literatura juvenil (y no tanto también) que tuvo un gran éxito mundial. Ése sería mi definición de esta saga, porque con sólo meterle un dato de la historia haría que la definición se haga muy larga y ninguna editorial de enciclopedias o diccionarios aceptara mi texto.
Este gran éxito afectó a gran parte de las personas, ya sea cuando salió a la venta el libro, durante las nuevas entregas del libro, cuando se estrenaron las películas o en un futuro. ¿Porqué tan grande el éxito? Desde mis pobres palabras, podría decir que es porque no hay nada conocido que sea igual, nunca hubo una historia que se pudiera comparar con esta. Más de 600 personajes, animales fantásticos (que algunos quizás no eran de su autoría pero los incluyó en el texto de una forma fenomenal), muchos hechizos, encantamientos y pociones fueron lo que hicieron a esta saga tan interesante y única.
Y aunque estoy diciendo sólo las cosas lindas, muy pocas veces me saltan cosas como para "echarselas en cara" a JK Rowling... quizás... el final de la saga, algo del cual no voy a hablar ya que quizás si alguien lo lee, le arruine el (no muy satisfactorio para mi) final. ¿Porqué no me gusto? Porque quizás me hubiera gustado algo menos predecible, algo que no me gusto del todo.
Harry Potter se me ha convertido tanto en una obsesión (o fanatismo, queda mejor) que a mis (tiernos) 11 años esperaba con ansias recibir mi carta de Hogwats, cosa que no pasó obviamente sino no estaría escribiendo en un blog sino cagándome de risa de los que no tienen magia... Claro que, para no sentirme tan paranoica y loca, constaté que no fui la única que espero la carta que tendría que decir: "El Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería le comunica que fue aceptado/a...", sino que hay varias personas que estuvieron atenta a su correo ese año.
Creo que el próximo post que suba, lo haré poniendo mi "reflexión" sobre cada uno de los personajes más importantes o que me llegaron de una forma especial a mi.
Draco dormiens nunquam titillandus...
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